El ingeniero Alejandro Tudela, especialista en temas de transporte, explica que no se consideran con la debida seriedad los factores psicosociales de los usuarios. De Chillán destacó la amplitud de sus avenidas, un elemento importante en esta materia.
Micros llenas, falta de buses o trayectos poco estratégicos. Muchas pueden ser las causas que afecten la planificación y gestión del transporte, pero quizás la más importante es no considerar todas las dimensiones que afectan la decisión de los usuarios en esta materia.
La planificación de los sistemas de transporte se basa en el principio de que los usuarios evalúan, razonan y luego toman la decisión que les resulte más conveniente. Sin embargo, se ha olvidado que existen factores psicosociales que llevar a los usuarios a tomar decisiones, a veces, incluso extrañas.
Hay elementos no tradicionales que no se están considerando, como el factor emocional para quienes el automóvil se ha transformado en una extensión de su vida y señal de éxito, por lo que muy difícilmente lo dejarán en favor del transporte público.
Al respecto, el ingeniero Alejandro Tudela, investigador del Instituto de Sistemas Complejos de Ingeniería y especializado en materias de transporte, explica que lo primero que hay que tener claro es que la congestión es incombatible y no tiene solución, por lo que las medidas que se tomen sólo pueden aminorarla.
Ante todo, hay que tener claro que existen elementos económicos y físicos a considerar. Los primeros tienen motivación con los precios, lo que podría ser una forma de incentivo en tarifas del transporte público por ejemplo; en tanto, lo físico tiene que ver con utilizar otros sistemas alternativos como la bicicleta o la propia caminata.
“Muchas veces se implementan medidas económicas o físicas, pero no pasa lo que uno espera que pase. En parte, eso sucede porque la gente no sólo responde a factores económicos o de gestión, sino que también existen patrones instalados en la conducta de la gente. Ahí vienen los temas afectivos o aspiracionales, como por ejemplo, comprarse un auto del año y obviamente, usarlo”, explica.
Tudela comenta que básicamente, los diseños ya existen, por lo que resta cambiar el uso de esos mismos espacios. En eso, los municipios tienen mucho que ver con el ordenamiento, pues perfectamente si existe una vía de cuatro pistas, una puede quedar exclusiva para buses y otra parta bicicletas, dejando dos para automóviles.
“Al tomar una medida, las autoridades debieran evaluar si los usuarios son más o menos sensibles a los aspectos que se consideran relevantes”, dice.