Exactamente hace 10 años, tuve la oportunidad de viajar a Estados Unidos por primera vez. Nunca antes había estado tan lejos de Chile, y menos en una misión periodística junto a profesionales de toda Latinoamérica, a los que denominaban “Mercados Emergentes”, glorioso eufemismo para no tener que rotularnos como “Tercer Mundo” o “Países Pobres”.