
Los pies secos, agrietados y con callos son sumamente molestos y poco estéticos, pero lo cierto es que la mayoría de las veces llegan a esos niveles por falta de atención.
Es normal: estamos ocupados, tenemos muchas cosas que hacer, y priorizamos, quizá, cuidar del rostro o de las manos, y al final nunca tenemos tiempo para cuidar de los pies. El calor, el polvo, y las toxinas pueden empeorar el estado de la piel de esta zona.