La posibilidad de dejar sin gratuidad a tres universidades estatales encendió una llama difícil de apagar. La idea de impulsar una ley corta para modificar la glosa de gratuidad cuestionada por el TC que perjudique a planteles públicos, no solo encendió las alarmas entre los rectores sino que también reafirma la unidad de los actores en torno a la demanda más importante del movimiento estudiantil. Además, de concretarse, para los más críticos significa una gran derrota para el espíritu de la reforma y la educación pública. Bachelet montó en cólera, mientras las críticas crecen ante la ausencia de la voz de la cartera que encabeza Adriana Delpiano.