Afincado en Antofagasta compara a la ciudad minera con lo que ocurre en Chile, donde a su juicio la gente tiene más cosas pero no ha mejorado su calidad de vida. Admite que muchos “curas, monjas y laicos” están a favor de las reformas políticas y que, al superar la barrera de los 20 mil dolares per capita, se ha generado un nuevo estandar valórico hacia las élites.