
A mediados del siglo 19, las mujeres comenzaron a apropiarse de prendas masculinas. Una de las grandes conquistas ha sido el uso del pantalón.
La historiadora y especialista en moda Pía Montalva destaca que “es una pieza que cuesta mucho que sea aceptada en los espacios laborales, precisamente porque pone a la mujer en igualdad de condiciones y está siempre ligado a la salida del mundo doméstico y al ingreso al espacio público”.