
Los tradicionales medidores de energía eléctrica desaparecerán en siete años, puesto que serán reemplazados por dispositivos “inteligentes” gracias a una inversión de US$1.000 millones.
El año pasado se publicó en el Diario Oficial un decreto que modifica las tarifas de distribución eléctrica hasta el año 2020 y obliga a las compañías a cambiar todos los equipos actuales.